Hoy me desperté a las 5:50am (el despertador sonó a las 5:30am, pero como me acosté tarde, no me pude parar). Prendí la cafetera, tomé agua y barrí un poco. Desenrollé la colchoneta y la puse sobre el piso de madera limpio y comencé mi práctica. Boli se despertó como 10 minutos después, se vino a la sala y nos acurrucamos un rato. Ante todo, de eso se trata el yoga, ¿verdad? De amor y conección. Me acosté boca arriba, Boli se acostó en mi barriga y como es chiquito, pude subir y bajar mis piernas sin ningún problema. Creo que mi Ujjayi* lo arrulló, porque se quedó tranquilito. Luego le serví la leche y mientras él se la tomaba sentado a mi lado, yo terminé mi práctica. Lo invité a hacer los Oms finales conmigo, y cuál fue mi sorpresa que lo escuché hacerlo. Demasiado bello mi Boli.
Estoy aprendiendo a ser flexible y a recibir con los brazos abiertos lo que la vida me presenta. Planeé despertarme temprano, pero le di al botón de la alarma varias veces. No esperaba compartir mi práctica con Boli, y muchos menos escucharlo hacer Om, pero qué manera tan hermosa de comenzar el día. ¿No les parece?
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*Ujjayi es una técnica de respiración en la que se contraen los músculos de la glotis y se produce un sonido uniforme, regular y continuo, como el del océano.
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